Reconquistar el Pizjuán

Queda lejos, muy lejos, aquella tarde del 9 de mayo de 2004. Los goles de Vicente primero (gran debut liguero en el Brighton, que perdía 2-0 hasta que salió él y empató 3-3) y Baraja después hacían tocar el cielo al valencianismo por segunda vez en tres años. El Olimpo del fútbol, ganar otra Liga…

El Sánchez Pizjuán se convirtió en lugar santo, igual que La Cartuja o La Rosaleda (Andalucía tiene arraigo en el valencianismo), pero ese estatus dio paso a una racha, la actual, que podríamos calificar de nefasta.

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No se ha vuelto a ganar un solo partido desde entonces. Algún empate y muchas tardes/noches tristes, incluida una eliminación de Copa en el último minuto en un año que la final se jugaba en Mestalla. No ha ido nada bien desde hace siete años, qué duda cabe.

A eso le debemos sumar que Unai Emery no ha sido capaz de ganar hasta ahora a ninguno de los grandes/fuertes de la Liga a domicilio. Ni Bernabéu, ni Nou Camp, ni Madrigal, ni Calderón, ni tampoco Sánchez Pizjuán. Esta estadística quema al técnico… y desespera a una afición deseosa de pegar un golpe en la mesa de la competición que no le reconoce ningún mérito.

Hoy hay una nueva oportunidad de conseguir ese triunfo tan buscado, tan deseado, tan ansiado. Hace falta porque la imagen, la sensación, que quedó después del partido contra el Barcelona se puede evaporar si no se hacen bien las cosas.

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Decir que se opta a todo es fácil, pero demostrarlo es el reto. Hoy es una prueba de fuego, porque el Sevilla, que anda en plena reconstrucción y buscando encontrar a aquel equipo que fue y del que ya no queda nada, no será rival fácil. Negredo anda bien, Javi Varas (que ya ha relegado a Palop al banquillo) está fino, aunque Marcelino no da con la tecla (otro que anda perdido desde que salió de Santander y no firmó por el Valencia).

Lo que saque Unai al campo me parecerá bien, siempre me ocurre lo mismo con él. Luego habrá que ver cómo plantea el choque, la inercia, y sobre todo, cómo gestiona los malos momentos, que es donde se ve a los entrenadores de verdad.

Por cierto, del próximo rival, no hablo, porque hasta que no acabe lo que se juega hoy, ni se debe pensar ni mirar de reojo. Rafa Benítez: “partido a partido”. AMEN (es decir, así sea).