Rafa Benítez y el partido contra el Barcelona

Hoy es un día especial para el valencianismo. Siempre que juega el equipo debería serlo, aunque está claro que hay jornadas más atrayentes que otras. Lo que hoy va a ocurrir en Mestalla, desde luego, tiene todos los ingredientes de día grande.

Para empezar, siete años después, y muchos disgustos, sinsabores y tras echarlo de menos tras cada golpe que nos hemos dado en ese tiempo, vamos a imponerle a Rafa Benítez la insignia de oro y brillantes. Por muchas cosas, el madrileño es el mejor entrenador de la historia, y siempre, digan lo que digan, y lo diga quien lo diga, nunca sabremos qué hubiera pasado si en aquel mayo de 2004 las cosas se hubieran hecho de otro modo en los despachos.

No hay vuelta atrás. Rafa tiene una Champions, nosotros no. No se puede cambiar, pero sí aprender para corregir y repetir errores tan graves. Aunque bien haríamos en rectificar a tiempo. No creo que el mejor sitio para imponer esa insignia sea el Palco VIP. Entiendo que Mestalla tiene derecho a aplaudir a un hombre que quiso con locura y que nos llevó a lo máximo. ¿Por qué no se hace en medio del campo, como Dios manda?

Y luego tenemos el partido contra el campeón de Liga. El mejor equipo del mundo, la pera limonera… En fin, lo habitual cuando se habla del Barcelona. ¿Restarle méritos? Habría que estar loco para hacerlo, pero eso no quita para recordar algunos aspectos de los choques que Unai y Guardiola han tenido estos últimos años.

Aunque no le ha ganado nunca, el vasco en Mestalla siempre ahogó al Barça. Dos empates y una derrota, el año pasado, cuando lo normal era una X final. Siempre lo pasó mal la circulación de balón de los Xavi, Iniesta y compañía. ¿Hoy hará lo mismo? Es probable, pero con un matiz: Pablo, Piatti y Soldado son tres puñales que, saliendo desde atrás, le pueden hacer mucho daño a la zaga visitante.

Apetece ver el partido. No quedan entradas, y eso garantiza un gran ambiente, que es la mitad del espectáculo de un partido de fútbol. Allí estaré, en mi butaca del sector 8, en la fila 8, asiento 46. Será después de 15 años y haber disfrutado en esas cabinas que ahora están vacías como un enano…. ¡Y pienso seguir haciéndolo!